Diarios de Activismo: Algo que traspase
“¿A quien querés simular? ¿Quién te inspira? ¿Qué hacen ellos que los hace tan buenos? Ser la oradora que querés ser es mucho más importante que el discurso en sí mismo”. Esta es una pequeña parte del libro “How to own the room” de Viv Groskop, que estoy leyendo estos días.
Leer este libro me hace pensar mucho en cómo fue mi camino con hablar en público y recordar que “como nos hacemos” de habilidades es más importante que si nacimos con ellas o no. Mi camino con hablar en público fue muy largo, pero incluso más allá de no ponerme nerviosa (o controlar mis nervios mejor dicho), hablar fluido y lograr que mi mente no quede en blanco, hay mucho más. Descubrir cómo era el mensaje que quería transmitir y la forma de hacerlo desde mi activismo fue una pregunta totalmente diferente.
Preguntas como ¿quién te inspira? como menciona la autora Viv Groskop son importantes, pero a veces nos perdemos en esa pregunta, creyendo que TENEMOS que ser como tal o cual persona, hablar como tal persona, como si no hacerlo estuviera mal o denotaría una falta en nosotros. La realidad es que nunca vamos a poder ser o hablar -en este caso- exacto como otra persona, por el simple hecho de que somos distintos. Ahí está la gracia y lo que, en realidad, es lo que nos hace únicos. ¿Cómo tomamos eso entonces, esa individualidad, eso que nos hace únicos y nos adueñamos totalmente de eso? Esa es la pregunta que me hice para para definir qué y cómo quería transmitir desde mi activismo, definir cómo quería que sea mi mensaje.
Si bien hoy lo tengo claro, entender eso me costó y no fue un proceso lineal sino que incluyó muchos sentimientos encontrados, entre ellos la comparación y pensar que capaz algo me “faltaba”. Capaz no muchos lo digan o hablen de eso, pero en este mundo de activismo es bastante fácil sentirse intimidada porque en todas las conferencias a las que fui o redes globales en las que estuve, todos los que están allí son jóvenes mega extraordinarios: fundadores, líderes de protestas, impulsores de leyes, creadores de iniciativas innovadoras, todo siendo muy jóvenes. Y volviendo a la oratoria, son jóvenes que hablan increíblemente fluido, con gracia y convicción.
Al empezar en estos espacios, recuerdo estar en una conferencia y escuchar como una joven de la red de la que soy parte daba un discurso antes Ministros/as, Directivos de organizaciones mundiales y expertos en educación de todo el mundo. Su discurso tenía varias hojas, incluía dos idiomas, y aún así ella lo leyó perfecto, nunca perdió el hilo y hasta dijo frases inspiradoras que por días la felicitaron líderes de todo el mundo.
Recuerdo que cuando la escuché pensé: wow, ¿cómo lo hace? y también pensé que no creía poder hablar como ella. Eso me generó muchas dudas internas ¿no poder hablar así significaba que no podía generar un impacto? Entonces empezaron a surgir otras preguntas como ¿qué mensaje quiero transmitir? ¿qué quiero que las personas se lleven cuando me escuchen? ¿qué quiero generar en las otras personas? y ¿cómo puedo hacerlo de una forma que vaya con mi forma de hablar y con lo que me sienta cómoda? ¿cómo hacerlo de una forma en que me sienta yo?
Cuando otros me escuchen quiero que sientan algo, que lo que diga haga que les empiece a picar algo adentro, que los traspase y les haga decir “tengo que hacer algo al respecto”. Movilizar a otros con mis palabras, eso quiero. Capaz no hable perfecto, me trabe, vuelva sobre mis ideas y mis frases no queden en libros, pero mis palabras te dejen algo, te hagan repensar cosas y tomar acción. Si logro eso es justamente el inicio de algo más grande y podemos ya no ser 1 o 2 luchando por lo mismo, sino muchos. Si logro eso, esto puede ser el inicio de un movimiento.